viernes, 30 de marzo de 2012

Día 109

   Hoy es día de resaca después de la fiesta de los sindicatos españoles en la que fue la octava huelga general de la democracia y la más triste de todas por mucho que digan CCOO y UGT. Las ridículas cifras que barajan tanto gobierno como sindicatos es acojonante, de 17% a 80% hay un trecho muy gordo, pero todo aquel que salió a la calle y fue a trabajar ese día sabe realmente lo que ocurrió. Por ejemplo donde vivo y donde trabajo (porque yo trabajé) no hizo huelga ni Dios, es más creo que empresas que llevaban años cerradas abrieron por joder.
   En la tele como siempre se vieron a los gilipollas de costumbre quemando y destruyendo mobiliario urbano que por supuesto pagamos los que trabajamos no ellos. El tipejo de Cándido Méndez afirmó que las manifestaciones de las grandes ciudades fueron todo un exito y lo admito, muchísima gente se echo a las calles, pero hay que recordar que la huelga general es eso, una huelga de los trabajadores contra los "negreros" de sus jefes no un gallinero de perroflautas, seguidores de la "Zeja" y sindicalistas que si cobraron el día de ayer.
   En mi humilde opinión no ha sido un buen momento para realizar una huelga general. Si hay que quejarse de algo e ir a la huelga (si es justo) soy el primero en apuntarme, pero España no necesita eso ahora mismo. Nos estamos ahogando día tras día, el Gobierno de Rajoy lleva no más de 100 días, hay que dar un voto de confianza a esta gente como la dimos en su día al "espabilao" de Zapatero y así nos fue. La huelga nos costó miles de millones en pérdidas a los españoles por el parón que sufrieron las empresas y eso no es lo que necesitamos en estos momentos. En Alemania nos llaman locos por hacer una huelga tal y como estamos. España se ahoga y nosotros apretamos más la soga. Somos unos irresponsables, unos niños mimados, y hasta que no cambiemos la forma de pensar que tenemos seguiremos siendo un país de tercera pensando que somos de champion.
   Pero en fin, tengo la esperanza de que algún día despertemos de nuestra niñez y nos convirtamos en el gran país que un día fuimos, y dejemos a nuestros hijos una herencia de orgullo de ser español y no de vergüenza que es lo que siento yo ahora.

                                                                                              Hasta mañana.
  

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